En el marco de la Sociedad de la Información y el Conocimiento (SIC), es sabido que la tecnología evoluciona raudamente a través de diversos instrumentos como los dispositivos móviles, entornos virtuales 3D, mundos virtuales o videojuegos en línea.

Esta irrupción de las NTIC (nuevas tecnologías de la información y la comunicación) ha configurado un cambio en nuestra cultura, que ahora es sin duda digital y tecnológica. En este contexto nos encontramos con que los nativos digitales han cambiado su forma de ver el mundo y de relacionarse, hecho que conlleva sin duda una nueva reconfiguración del ocio o de la narrativa lúdica que remite a las características propias del contexto social que las diseña.

La industria de los videojuegos, que crece cada vez más,  genera millones de dólares anualmente, siendo cada año mayor los beneficios, e incluso llegan a facturar más que el cine y la música. El número de jugadores también aumenta al tiempo que proliferan nuevos videojuegos en el mercado.

Existen diferentes tipos de jugadores, desde los “gamers de toda la vida” hasta aquellos que ocupan sus trayectos de metro jugando a algún juego en su Smartphone. Sin duda, y aunque existe una tendencia general hacia la producción de juegos con mejores gráficos, el éxito de los juegos en flash, como Happy Wheels o  Transformice, vertebran a los diferentes tipos de jugadores: son sencillos y altamente aditivos.

Los juegos en flash solían ejecutarse únicamente en un navegador (Chrome, Firefox, Opera…), sin necesidad de instalar otros programas (aunque algunos necesitan un plugin).  Sin embargo, en la actualidad, hay una gran variedad de videojuegos en flash para Smartphone. En el marco de la SIC, los videojuegos flash más jugados son aquellos de estrategia en tiempo real, donde todo sucede de forma muy rápida y vertiginosa, y donde usualmente puedes interactuar con diferentes personas.

Estos juegos en flash son gratuitos y, gracias su uso creciente en Smartphone, podemos vaticinar que los videojuegos en flash tienen una proyección de futuro brutal en la narrativa audiovisual contemporánea, pues recogen jugadores de diferentes perfiles que los configuran como potenciales objetivos de los productores de la industria de los videojuegos.